sábado, 30 de abril de 2011

Crecer en la luna

Hace algunos años un loco nació en el mejor lugar del mundo y como es normal en algún momento fue uno de esos seres maravillosos, los de las sonrisas más hermosas, claro ese loco fue niño, aunque quizás a decir de muchos sigue siendolo.

Hoy que se celebrá esa etapa linda de la vida, quiero recordar algunas de esas tantas cosas que me pasarón. Todo comenzó cuando tenía como tres o cuatro años cuando vivía en un cuarto de lamina y tenía mucho miedo cuando llovia, pues mi casa era una gotera gigante y el ruido de la lluvia me causaba terror, terror que mi hermosa hermana compartía conmigo y nuestra madre calmaba con las maravillosas palabras de siempre. En ese tiempo plantié mis primeras preguntas, ¿Mamá como hacen los santos reyes para recorrer el mundo en una sola noche? ¿Quién es dios? ¿Porqué da la varicela? ¿Porqué hay robachicos?, en fin muchas cosas preguntaba. Recuerdo también empecé a tomar las crayolas con una pared de pizarrón y mis juguetes eran muñecos de esos que no se mueven en forma de luchador, al mismo tiempo brincaba en el colchon tomandolo como rin pues soñaba con crecer fuerte y tener un cinturon de campeón.

En esa época fue la primera vez que sentí lo era estar borracho, borracho con un jarro de pulque, seguro mis tios se divirtieron mucho dandos ese jugo de maguey a mi primo y a mí, ni modo es el precio de ser pequeño en el lugar de la luna. Por esos días tambiém fue mi primera vez en un campo de cultivo, lo recuerdo bien, eran ejotes y era época de corte, me dieron un bote grande, de esos de 20 litros, me asiganarón mi surco, pero como era mucho más lento que los demás cortadores tuve que acelerar el paso y dejé las plantas con la mitad de producto, al final del día no tuve éxito y tuvieron que mandar a otro cortador en cada uno de mis surcos, mi paga 5000 pesotes (5 pesos) y un no vuelvas más hasta que estés más grande, después de todo tenía unos 5 años.

Como a los 6 o 7 años empecé a practicar una de mis pasiones, el futbol y fuí parte del mejor equipo de la historia, almenos de mi pueblo, fuí parte de los poderosisimos Halcones, nuestras playeras eran blancas, de esas simples de algodón pero tenían pintado un halcon con pintura de espray, la mía la número 11 aunque yo era de los más pequeños, del equipo B por así decirlo. El equipo A erá de los niños de 9 a 11 años. Eso del mejor equipo de la historia tiene una razón, cuando eres niño no sólo pateas una pelota a lo tonto y de repente apareces en el estadio hidalgo jugado contra las fuerzas básicas de los tuzos, así que seguro la mayoría de los miembros del equipo tenía magia. Ese día en ese nuevo estadio, el cual más tarde sería sede de muchas glorias tuzas, fue el césped de nuestro encuentro contra aquellos otros niños, que según nosostros parecían como de 14 años, aunque seguro simplemente comían mejor, y tristetemente perdimos 3-1 en la bella airosa. Ahora que lo pienso cumplí unos de mis sueños cuando apenas tenía 7 años.


Y así crecí con muchas historias que no terminaría de contar, unas alegres, otras tristes, unas travesuras, unos regalos y muchas sonrisas. Historias como la mi primer balón profesional, mi primera bici, cuando aprendí a nadar, un gran sueño cumplido cuando por primera vez miré el mar, la primera niña que me gustó, mi primer mejor amigo, la primera vez que monté un caballo lo cual por una extraña razón desde niño no lo he vuelto hacer, mi primer regalo de 14 de febrero, mi primera cerveza (a escondidas), mi primer trago de tequila, mis primeros brandys patrocinados por mi padre, muchos pasteles de cumpleaños, cientos de dibujos en mis cuadernos y cartulinas, el más memorable quizás el que descubrí en 6to año en la dirección de mi primaria colgado como adorno, claro era mi mágico “niño y la mar”, mi cuento de los símbolos patrios, si esa imaginación que me otorgó un diploma, muchas aventuras con mis amigos del barrio, como olvidar la crucifixión con moras, la pelota tipo balón, las invasiones a la primaria, los entrenamientos de basquet, la escuela de futbol de los tuzos, los juegos de beisbol con un palo como bat, la obra de teatro, el baile de los enanos, las cartas prohibidas, las canicas, el truco con mi trompo de madera, mi primera pelea, la guerra con escudos de sombrilla, el bombardeo con olotes, las piñatas en las posadas, los cuetes en los rines, las trampas con las llantas, la costosa lampara rota, el pato de lodo, los partidos en las borregas, el bote pateado, oohh el bateado jeje, seguro mis amiguitos me recordarán con algo de enojo por el bote pateado, uhh que historias cada una con el derecho de ser contadas.

Las lágrimas cuando perdía mi America, mi ansiada primera pizza, mi desaparición en una tarde lluviosa, mi primer perro si mi Toby mi querida mascota aún te recuerdo, mi carro de bomberos, los jugos de zanahoria con papa, las misas de 8 de los domingos donde nos regalaban juguetes, las pandillas de cristo, mis platicas en la iglesia, el catesismo, los colectas para los nacionales, las visitas a los enfermos, mi representación del padre del hijo prodigo, mi época de portero, los botes de basura, etc.

Creo que podría escribir cada una de mis historias. Seguro cada persona tiene muchos recuerdos y experiencias, tristes y alegres pero claro que hay recuerdos de la infancia, que hermoso recordar esa época, que diferente crecer así donde la cultura no son aprender a leer novelas, ni clases de música clásica, ni idiomas, donde la cultura fue aprender a cortar calabazas, juntar y pelar nueces, cargar un bote de nixtamal, donde la cultura fue aprender que un bulto de maíz pesa menos si lo divides en dos, aprender a valorar ir a la escuela, a trabajar para comer bien, gracias a mi madre por que siempre tuve que vestir y que comer y sobre todo gracias por enseñarme de la mejor manera a ganarme la comida, por motivarme y apoyarme a estudiar, gracias a mi hermosa hermana porque crecio junto a mí y conoce algunas muchas historias que nunca contaré.

Gracias al destino por crecer en la LUNA.

1 comentario:

  1. Me gustan esas historias. Jamas me hubiera imaginado que te tomarias una cerveza a esconeidas niño Ronald!

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