martes, 5 de junio de 2012

¿Culpables?

No recuerdo la fecha exacta, quizás era a finales del 2007 o quizás al principio del 2008, era la época en la que antes de dormir mis ojos iban entre la tragicomedia y algún libro de caricaturas (RIUS). Aquella época en la que mi camiseta del Ché era ya inservible, por el uso no por otra cosa vale aclararlo. En fin era la época que mis pagínas de red favoritas eran esas de fondo negro que hablaban de la selva lacandona y de la reuniones intergalácticas, bueno lo importante fue que no sé si ahí o en otro lugar me enteré de aquella reunión, la que hoy quiero contar.

Era un día sábado, me vestí con camiseta negra como era costumbre para mi aquellos días, tomé la ruta, llegué a un lugar cercano de la dirección indicada, busqué algunos muchos minutos hasta encontrarla, era un pequeño auditorio, no estaba seguro si la reunión erá ahí, pero la dirección lo indicaba así camine lento hacia la puerta del auditorio, iba temeroso sentía un ambiente tenso y alcanza a escuchar la voz de una mujer de edad avanzada, poco a poco me acerqué, la voz era baja, contaba algo terrible, lo contaba con frialdad a mi entender cuando la escuche de lejos, poco a poco me acerque más, aquella mujer narraba como unos policías la golpearón y la subieron de forma violenta a una camioneta, narraba como a unos hombres los golpearon y los subieron a la misma camioneta, decía que apenas podía respirar de lo apretado que iba aquel vehículo, decía que le taparon los ojos, decía que no pudo ver a donde la llevarón, que de repente los bajaron, revisaron de pies a cabeza, rompieron sus ropas, escuchaba y veía como aquellos policías violaban a unas mujeres, decía que la amenazaban de muerte una y otra vez, que le decía muchas palabras, alguna de las que recuerdo que ella decía que aquellos le gritaban era "ya se los cargo la chingada por revoltosos", narra que después de eso la llevarón a la cárcel donde estuvo algunos meses hasta su complicada liberación.

Cuando más cerca estuve la ví, las palabras no eran frías erán impotencia, la mirada era de absoluta verdad, aquella mujer de raíces indígenas y de ropa tradicional no mentía sólo que ya le habían robado toda la capacidad de alterarse; por dentro se me rompió el corazón, entendí que las injusticias estaban ahí a la vuelta de la esquina, y que en ese momento era patético centrar todos mis pensamientos en la demostración de que A5 es simple.

Aquella mujer era una de las mujeres presas de aquel tragíco 2006, aquellas injusticas ocurridas en Atenco que dejarón como resultado el fallecimiento de dos personas, la detención de 207 personas (entre ellas 10 menores de edad), 146 detenciones arbitrarias, la expulsión de cinco extranjeros y quejas contra elementos policiacos por violaciones sexuales a 26 mujeres.

¿Culpables?

No lo sé.

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